En
su casa faltan cosas de toda la vida. Es parte del mundo, ¿no?… Evidentemente las cosas de toda la vida, no eran de toda la vida.
Una
manijita blanca en la puerta del jardín, para los niños que no alcanzaban el
picaporte.
También
yo, me fui de ahí. El tiempo y las fugas.
Es lindo mirarlos a los ojos, a los ojos
de las fotos también.
Hay
que hacer bien las cosas para estar bien con uno mismo. No hay Dios.
De vieja: anarco-furibunda, la abuela. ¡Muera el catolicismo!
De viejísima, anarco-peronista. A mí, me mata.
No
es necesario ser demasiado inteligente para vivir bien.
Apenas lo
suficientemente inteligente como para vivir bien.
Los
abuelos conocen cosas acerca del tiempo. Cosas que hay que escuchar. Cosas sobre los
estados de ánimo de la naturaleza, y de la historia.
Ella,
hace
flores
y hace dulces.
Respira mediodías sin radio.
¿Habrá aprendido a dominar el tiempo? Siempre la veo abriendo puertas. Elabora soluciones simples. ¿Será porque para mí, siempre fue la más antigua?
Este mes perdí
dos veces las llaves y me siento muy boludo.
Quizás
no entienda la obra progresiva del tiempo. Quizás ella pueda dominarlo, y
decidir cuándo morir.
Quizás sólo había seguridad, porque ellos no me contaban sus miedos. Tal vez (todo) no sea más que una sensación. Una linda sensación.
Hoy
nos vamos convirtiendo en las fotos. Nos damos los besos que nos quedan. Tratamos de ser lo suficientemente inteligentes, como para vivir bien. Nos queremos.