viernes, 11 de mayo de 2012

Sin título (o La abuela)


En su casa faltan cosas de toda la vida. Es parte del mundo, ¿no?… Evidentemente las cosas de toda la vida, no eran de toda la vida.

 Una manijita blanca en la puerta del jardín, para los niños que no alcanzaban el picaporte.
También yo, me fui de ahí. El tiempo y las fugas. 
Es lindo mirarlos a los ojos, a los ojos de las fotos también. 

Hay que hacer bien las cosas para estar bien con uno mismo. No hay Dios. 
De vieja: anarco-furibunda, la abuela. ¡Muera el catolicismo!
De viejísima, anarco-peronista. A mí, me mata.

No es necesario ser demasiado inteligente para vivir bien.
Apenas lo suficientemente inteligente como para vivir bien.

Los abuelos conocen cosas acerca del tiempo. Cosas que hay que escuchar. Cosas sobre los estados de ánimo de la naturaleza, y de la historia.


Ella,
hace flores 
y hace dulces.

Respira mediodías sin radio.


¿Habrá aprendido a dominar el tiempo? Siempre la veo abriendo puertas. Elabora soluciones simples. ¿Será porque para mí, siempre fue la más antigua? 

Este mes perdí dos veces las llaves y me siento muy boludo. 
Quizás no entienda la obra progresiva del tiempo. Quizás ella pueda dominarlo, y decidir cuándo morir. 
Quizás sólo había seguridad, porque ellos no me contaban sus miedos. Tal vez (todo) no sea más que una sensación. Una linda sensación.
  
Hoy nos vamos convirtiendo en las fotos. Nos damos los besos que nos quedan. Tratamos de ser lo suficientemente inteligentes, como para vivir bien. Nos queremos. 


2 comentarios:

  1. Excelente. Escalofríos de emoción. Excelente.

    Tengo pocas palabras, lo bueno es que las abuelas no necesitan muchas más. Ellas entienden. Siempre.

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