jueves, 3 de abril de 2014

Cosas sobre linchamientos

1-
 Hablamos del linchamiento. Del tema del linchamiento. Hablamos del tema de los linchamientos. El linchamiento adquiere entidad. Llegó para quedarse: es una palabra que usamos seguido ahora: linchamiento, linchamientos. El tema del linchamiento.
Pérez Esquivel opina sobre los linchamientos: “Nadie es dueño de la vida ajena”. Editado e impreso de esta manera en tapa de Clarín, el meta-mensaje es claro: "Ningún delincuente  tiene derecho a matarte"...
Y el más linchador y más implosionado lector se pregunta: ¿Qué sabe Pérez Esquivel sobre linchamientos, si es Premio Nobel de la Paz?
2-
Algunos se copan con el linchamiento y lo justifican. Asumen el linchamiento como una de las formas de la justicia ¿Es una forma de justicia o una forma de delito?
 (Si fuera una forma de la justicia, sería una forma de justicia que anularía al Estado de Derecho. La única Institución de nuestra civilización que puede legítimamente determinar y penar el delito. Es, en tanto justicia, la anulación de un elemento esencial en la organización política de la sociedad en que vivimos: el Estado como monopolizador de la violencia física legítima. Destituye la autoridad y anula las formas legales y legítimas de justicia y de violencia. Es decir: no es justicia y no es legítimo. Es delito. De hecho es homicidio agravado).
Si interpretamos que la justicia puede ser la anulación de la sociedad, si la justicia es un delito, ¿cómo podremos determinar qué es el delito? Si vale todo... vale todo... Pero ojo, porque sin Estado de Derecho, tampoco hay Propiedad Privada... y vale todo.
3-
En la prensa  hacen informes sobre los linchamientos. Como (casi) todo lo que hace la prensa.  Por cada condena al linchamiento, subyacen diez llamados a la violencia. Claro, en el rapto de condena al linchamiento, se lavan impecablemente las manos, quitándose toda la responsabilidad simbólica que tienen, por su llamado diario y permanente al pánico, al odio racista, a la ignorancia y a la violencia (entre otras bajas pasiones de los humanos).
Mientras la condena a los linchamientos es impuesta por la realidad y la culpa, los llamados a la violencia son su práctica cotidiana.
Joaquín Morales Solá tiene la virtud de ir (siempre) un poco más allá.  Dice que esta violencia se produce por la retórica amigo-enemigo que inaugura el kirchnerismo en Argentina. Si hiciéramos el esfuerzo de vincular su dislate al linchamiento, mínimamente concluiríamos que  le faltan doscientos años de historia… o le sobran.
4-
Varios representantes políticos también asumen el linchamiento como justicia, alegan que se producen porque “El Estado está ausente” ¿De qué sociedad y de qué civilización son, entonces, representantes políticos?
Los representantes políticos más progres no dicen nada, o lo dicen tibio… porque condenar firmemente el linchamiento, posiblemente sea piantavotos.
La Burguesía, en sintonía, reclama desde hace tiempo, más presencia del Estado en materia de "seguridad", y más ausencia del Estado en todas las otras funciones del Estado. Hace al menos dos décadas que la Burguesía atenta financieramente contra su organización política. Atenta contra su dominio de clase. La Burguesía fue más inteligente antiguamente, por eso construyó su Revolución y su mundo.
Las cosas que Marx dijo, son como las cosas que Perón dijo: solamente puede ser que lo hayan dicho. Pero, según relata un chiste publicado hoy en Página/12, Marx habría dicho que "al capitalismo iba a sucederlo el socialismo, o la barbarie".
 5-

La foto de David Moreira (el más linchado) tendido en el suelo, tapa de La Capital y multiplicada donde se pudo, es un testimonio cabal de la impudicia con que podemos seguir excluyéndolo de la sociedad: se lo puede exhibir muriendo. Si ya lo habíamos excluido del reparto material y simbólico de nuestro capital, podemos excluirlo -también- del pudor con que tratamos a nuestros muertos. Porque él no es de los nuestros. Él es de los de ellos. Anulado antes que lo linchen, ya era linchable.